Archivo de Robert Boyd

Un pedacito de historia (Parte primera).

Posted in Historias del día a día with tags , , , , , , , , on 5 diciembre 2020 by Jdcc

Algunos de ustedes que de vez en cuando se asoman a ésta, mi pequeña ventana al mundo, ya supondrán de mi afición a la historia. Hace algún tiempo contraté una ruta cultural por Málaga (ver Cultopia) para conocer la vida y obra del General Torrijos (José María Torrijos y Uriarte para más señas – ver también Asociación Torrijos-1.831), su relación con esta ciudad, y el cementerio Inglés de Málaga. A modo resumen la cosa resulta y comienza tal que así: a principios del siglo XVIII la corona de España estaba entre Carlos IV (el padre) y Fernando VII (el hijo del padre). Napoleón entra en España entre su impulso conquistador imparable y la negligente torpeza/codicia del padre y el hijo. Entre medias surge la Constitución de 1.812 (una de las pioneras y de especial relevancia a nivel europeo en esos momentos por los derechos y libertades que incluían….. por muy normales que nos puedan parecer ahora). Expulsado Napoleón tras la guerra de la Independencia, el hijo regresa y se pasa por el forro todas sus promesas de respetar esos derechos y libertades. Al poco tiempo, una serie de militares liberales pretende reivindicar y pelear por ellos contra viento y marea….a pesar de la mano negra del hijo. Uno de aquellos militares fue el General Torrijos quien, medio engañado, y en busca de ese propósito desembarca el 2 de Diciembre de 1.931 en las costas de Málaga (por la zona de Mijas / Fuengirola). Tres días después es apresado, mientras aguardaba su momento, en la sierra de Cártama. Sin más proceso ni juicio que la despótica, inepta y caprichosa decisión de Fernando VII, Torrijos y sus hombres serán fusilados el día 11 de Diciembre en las playas de Málaga (puedes ver ese momento aquí, o si quieres saber más aquí). Fin de la historia….. o no, quien sabe. Aunque sí, es el principio de ésta, la mía: mi pequeño pedacito de historia.

Un lado de ese trocito de historia fue gracias a la pandemia mundial por Covid-19 y a un amigo profesor de historia, su infinita inquietud por las cosas, nuestra común pasión por las bicis y una amistad de casi veinte años. Gracias a todo eso pude visitar el lugar en el que aquel 5 de diciembre de hace más de un siglo, apresaron a esos hombres que se jugaron el tipo y la vida por defender unas creencias y las libertades de todos. En una tarde mágica de reencuentro, charla y pedaleo en mitad de la pandemia mundial, me llevó a descubrir ese pequeño rincón perdido de la historia que está casi a tiro de piedra y que, para la mayoría, resulta un lugar indiferente o desconocido.

El otro lado de esta historia se enlaza con esa ruta cultural sobre Torrijos que comienza en -mi amada- plaza de la Merced cuyo centro está presidido, a modo de monumento homenaje, por un obelisco situado sobre un terreno que es la cripta donde residen los restos del General Torrijos y el de todos sus hombres fusilados….bueno, todos excepto uno, un militar irlandés llamado Robert Boyd. Éste, como protestante, fue enterrado en el Cementerio Inglés de Málaga, punto final de la ruta. Allí, durante la visita, además de la magia del lugar, las  múltiples e increíbles anéctodas históricas que guarda y de los personajes que descansan (como Jorge Guillén o Gerald Brenan), mientras paseaba y observaba el monumento a Robert Boyd escuchando su historia, de repente, por pura casualidad, sin quererlo, sin buscarlo ni pretenderlo, justo al lado, me fijé de soslayo en la lápida sobre una tumba como me había fijado en otras, pero al leer las palabras grabadas en la piedra, instintiva y repentinamente me volví bruscamente hacia ella. Volví a leerla. Tuve que entornar los ojos y fruncir el entrecejo. Una sensación extraña me invadió. Me quedé pensando por unos instantes intentando encajar las piezas y poco a poco me fui evadiendo de la explicación del guía hasta dejar de prestarle atención y transportarme a otro tiempo y otro lugar dejando de estar allí presente porque me pareció algo increíble. En la lápida había grabado un nombre, un nombre que no conocía -o eso pensé yo- pero cuyo eco resonó lejos en mi memoria sin saber por qué; una fecha reciente, no muy lejana en el tiempo; y el nombre de un pueblo, tan familiar para mí, que no podía ser casualidad……..[CONTINUARÁ].

 

Alquería de Mollina, lugar de refugio y apresamiento del General Torrijos y sus hombres.

Alquería de Mollina, lugar de refugio y apresamiento del General Torrijos y sus hombres.