Archivo de polvo

Realidades y promesas, sueños y realidades. Girar y girar.

Posted in Historias del día a día with tags , , , on 13 abril 2011 by Jdcc

Parte I.- Realidades y Sueños.

Todo pareció un mal sueño aquel verano de 2.009. No andaba muy bien de ánimos en el trabajo y por una serie de circunstancias añadidas que hacían especiales aquella situación. Todo me afectaba de sobremanera hasta el punto de alterarme física y psíquicamente. Por eso la noche en que me fracturé la muñeca sentí que posiblemente conllevaría alguna consecuencia extra. Lo sentí como una premonición porque el contrapeso de abundantes promesas de amistad, futuro y gratitud que resultaron ser una sombra que oscurecía el calor sofocante de la realidad no me parecían ya lo suficientemente sólidas.

La cuestión es que de aquel sueño con tintes de pesadilla me desperté cuando aquellas mismas personas que lustraban palabras como amistad con tanta intensidad como le sacan brillo a los zapatos los limpiabotas que a veces sigo viendo por las calles, decidieron reclamar mi presencia ante la suya cuando, aún con el brazo escayolado y de baja médica, ya me había reincorporado al trabajo, para informarme de que estaba despedido. La comunicación fue breve. Aquello no necesitaba de muchas explicaciones. Les bastó un par de minutos, un par de frases hechas, un par de instrucciones rápidas, un par de recodos entre mentiras y medias verdades: no era tanto ni tan importante lo que se perdía, he de suponer. Me marché volviendo la vista atrás pero nadie vino. Ellos decidieron porque yo estaba en sus manos, yo decidí que no quería volver a estar en manos de nadie. Aprehendí, como había aprendido del maestro Alcántara, que la cara no es siempre el espejo del alma, que todos tenemos cara y algunos no tienen alma, y que para acabar de arreglarlo, hay muchos que no se miran al espejo.

Desde entonces descreí por completo de las promesas y perdí la fe en las todas las personas, totalmente. Me sumergí en unas frías aguas que nunca antes había probado. Descubrí instantáneamente qué se siente cuando, derrotado y abatido, muerdes el polvo.