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La trinchera infinita.

Posted in Historias del día a día with tags , , , , , on 1 marzo 2021 by Jdcc

“La trinchera infinita” es una película española de 2.019 protagonizada por mi paisano Antonio de la Torre (Higinio) y Belén Cuesta (Rosa). Es un drama basada en hechos reales, al parecer, inspirado en la figura de D. Manuel Cortés Quero, último alcalde republicano del municipio de Mijas (Málaga). En la trama, Higinio y Rosa, recién casados al estallar la Guerra Civil española deciden que él, por temor a las represalias durante y tras la Guerra Civil, viva escondido entre los muros de su propia casa. Literal. Pasó a convertirse en uno de tantos “topos” hasta la amnistía franquista de 1.969 en relación a los delitos cometidos antes del uno de abril de 1.939.

A pesar de los cambios en la sociedad con el transcurrir de los años desde su encierro y el incombustible amor de Rosa, Higinio vive constantemente obsesionado con el miedo perpetuo a ser descubierto. Así pasará más de treinta años escondido….. treinta años, ¡se dicen pronto!. En la película, sólo cuando su mujer se decide a dar el paso para intentar cambiar cosas hacia una vida relativamente normal fuera de la casa, es cuando para Higinio se inicia su conflicto vital: mantenerse en su trinchera o exponerse al beligerante mundo exterior.

Como punto de inflexión tras muchas discusiones, enfrentamientos y reproches, ella le comunica su decisión de coger un autobus e irse a pasar unos días a la playa con tal de ofrecerle algo a la vida que le había sido arrebatada. Sólo en ese momento, cuando la ve partir, el miedo a perderla a ella empieza a ser más grande que el miedo a ser descubierto y apresado. Higinio decide abrir por sí mismo la puerta de la casa, dejar entrar la luz y asomar la cabeza por primera vez después de tantos años, ver la calle con sus propios ojos y dar unos primeros pasos temerosos para descubrir dos cosas: primera, que era nadie para todo el mundo, ninguno le prestaba atención alguna, era uno más, indiferente, desconocido, invisible; y segunda, que Rosa no se había ido a ningún sitio sin él, sólo se había dedicado a deambular por las calles cargando con la maleta donde guardaba la esperanza de que Higinio diera ese paso definitivo.

Una mañana, entre cafés, bocadillos y churros, voces deambulantes, confesiones y reflexiones compartidas sobre la vida, asocié de repente e inesperadamente la trama de la película a muchas situaciones cotidianas donde todos nos enfrentamos y nos sometemos en nuestra vida a alguna “trinchera infinita”: relaciones personales o laborales, miedos, carencias, dependencias, traumas, conflictos internos..… me desconcertó descubrir que, como Higinio, en ocasiones vivimos atrapados en determinadas situaciones como una realidad indiscutible e inmutable sin más alternativa vital que la de seguir midiendo el alcance o el límite de cuanto nos pasa hasta extenderlo y convertirlo en tanto dolor y frustración como seamos capaces de soportar. La asociación y el concepto me resultaron simplemente abrumadores.

Cómo y cuándo esperar encontrar en nosotros ese momento inspirador que nos libere como el gesto de Rosa, esa respuesta, esa acción, esa valentía que te haga girar el pomo de tu puerta que marca la frontera para abrirla lentamente y dejar pasar la luz cegadora de la calle y decidirte de una vez por todas a dar el primer paso que te haga abandonar para siempre ese muro tras el que nos escondemos para darle una oportunidad a la esperanza de vivir una nueva vida, una vida mejor, o al menos una vida distinta. A veces, parece que sólo cuando alguien nos empuja a enfrentarnos con ese miedo seremos capaces de dar el paso definitivo para escapar de nuestra particular trinchera infinita.

Tú que lees,

¿cuál es la trinchera infinita tras la que te escondes y de la que no te atreves a salir?