Archivo de creencias limitantes

Tortilla de patatas con cebolla.

Posted in Historias del día a día with tags , , on 1 julio 2020 by Jdcc

     Si alguna revolución ha provocado esto del confinamiento por la pandemia mundial ha sido sin lugar a dudas la motivación extra del personal en el quehacer culirario diario y doméstico donde toda la peña se lanzó a los fogones, sobre todo en el prestigioso ámbito panadero/pastelero, hasta el punto de llegar a hacer temblar incluso las reservas de levadura de algunos supermercados. Por mi parte, en mi intención de reducir al máximo la ingesta diaria de azúcar, de mejorar en lo posible la alimentación y por supuesto en gastar el tiempo excedente, también me sumé a esa revolución de los fogones, yo, que siempre fui de menús-básicos-de subsistencia. Sin ir más lejos, hace unos días, después de estar dándole más de una y más de dos vueltas desde hacía semanas a la idea de lanzarme a la aventura de hacer una tortilla de patatas con cebolla, de repente, mientras leía cómodamente en la mecedora las increíbles maniobras de las operaciones logísticas militares en la “Operación Barbaroja”, me asaltó el irrefrenable impulso de ponerme manos a la obra sin más demora. Y a ello me puse sin pensarlo.

     Como paso previo, como mandan los cánones y como ha de ser, visualicé algún que otro video-tutorial en youtube …..of course. Luego, tras verificar que no contaba con las cantidades necesarias que proponía el video y superar esta primera decepción decidí improvisar una tortilla de perfil bajo, algo más íntima y personal, reduciendo su tamaño para una mejor iniciación en mi técnica. Preparados los ingredientes, listos todos los utensilios de cocina, a mano la receta: ¡al lío! ¡manos a la obra!. Venga esa cebollita troceada, venga ese corte fino en rodajas de las patatas y venga esa aceite bueno y sabroso a calentar y, ¡hala!…..a ponerse fuerte batiendo huevos. Comprobado el estado óptimo del punto de la materia prima en la sartén acabé el troceado de las patatas antes de pasarlas a mezclarlas con los huevos batidos y, una vez todo muy removidito, de nuevo otra vez a la sartén a la espera del gran “momento torero” del volteo de la tortilla tapadera en mano. Sí amigos, fue un momento tenso, de esos de redoble de tambor, de esos en los que la tensión se palpa en el ambiente, de esos donde peligra la vida del artista. Pero, no amigos, tengo que decirlo, incluso este momento me resultó inesperadamente simple y sencillo para toda la tensión que había provocado mi turbia imaginación. Todo me resultó como familiar, fluido. Tras varios minutos, pude contemplar el magnífico y espectacular resultado de una pequeña pero perfecta tortilla de patatas que olía de muerte y con un aspecto idílico de foto de carta de restaurante con estrella michelín. ¡¡Sí queridos amigos!!. Yo, chico thermomix por excelencia y nulo en la técnica entre fogones, me ví más que sorprendido por el aspecto de mi primera tortilla española. Y como, llegado este punto supongo que se lo estarán preguntando, ¡sí, cojones, sí! también estaba “zabrozízima”, casi como las de mi madre…y eso es mucho decir. Me sentí orgulloso de mí mismo.

     Tras recoger y limpiar todo el estropicio que lié en la cocina volví a la mecedora para retomar la lectura de los preparativos de la invasión de la U.R.S.S. por los nazis que en comparación con mi reciente labor me parecía ahora una nimiedad pero, por un momento, me detuve a pensar. Sujetando el libro entre las manos observé de lejos la tortilla en su plato. Entonces, repasé momentos de mi vida en los que tantas veces pensé que no podría hacer algo, que sería incapaz, que yo no estaba preparado, que yo no era suficiente, que sería muy difícil para alguien como yo; también pensé en las veces que me he sentido impotente, frustrado, atemorizado, dolido, bloqueado y retenido por esos mismos pensamientos: “creencias limitantes” lo llaman ciertos expertos. Luego, recordé todas las cosas magníficas que he logrado en mi vida cuando aprendí a dejar de agarrarme a esas creencias limitantes y me puse sin pensarlo manos a la obra. En el mismo minuto volví a revivir y repensar en todas aquellas situaciones que se nos plantean a todos en la vida, cuestiones materiales, emocionales, laborales o personales, donde pensando perdemos tiempo y esfuerzo en restarnos a nosotros mismos las posibilidades que la acción consigue desmentir con las realidades del esfuerzo, la lucha y la constancia de las cosas hechas con desde el corazón. Fue sólo una tortilla lo se, y puede parecer una gilipollez, también lo se, pero tanto el significante como el significado que extraje de ese pequeño instante me pareció magnífico, emocionante y abrumador….. como el sabor de una buena tortilla de patatas con cebolla.