Archivo de julio, 2021

Canciones.

Posted in Con los ojos cerrados y el corazón abierto with tags , , on 17 julio 2021 by Jdcc

Esta mañana mientras desayunaba en la barra del bar sonó por la radio una canción que conocía y, de repente, causalmente, empezó a formarse un nudo en mi garganta por la emoción que inesperadamente huía a borbotones por algún resquicio de la armadura oxidada que recubre mi alma. Sentí, como me ocurre a veces, ganas de llorar a moco tendido pero como no era ni el momento ni el lugar, decidí disimular y ayudar a bajar el nudo formado en la garganta con el amargo del café sin azúcar (of course), el bocata y los churros. Existe una canción para cada momento así como existe un momento para cada canción. Siempre lo he pensado. Siempre lo he sentido.

La música, sin patrones, sin formas, sin estilos, ha formado parte de mí desde que tengo uso de razón, desde que siendo sólo un crío escuchaba a mi madre cantar por casa. Supongo que de ahí me vino todo, de esas emociones que sólo con su voz conseguía transmitirme y se me removían por dentro. Desde entonces, tuve la suerte de poder disfrutar de la música, vivirla y compartirla desde todos los puntos de vistas: desde abajo y desde arriba de los escenarios; pasivamente oyendo, escuchando y bailando y de una forma activa tocando, componiendo y cantando….. y siempre intentando descifrar y comprender ese hilo invisible que cose las notas, los versos, los riffs, los solos y los estribillos de las canciones a los momentos, las emociones y los sentimientos de nuestras vidas.

Y qué agradecido a la vida y qué afortunado yo por haber podido aprender a tocar un instrumento, la guitarra, con la que poder expresarme cuando de otro modo me resulta imposible. Y qué agradecido a la vida y qué afortunado yo por poder abrazarme a ella de una forma tan cómplice haciendo buenos los malos momentos, revistiendo de magia los que parecen regulares y volviendo increíbles los mejores. Entrelazar mis dedos entre sus cuerdas para hablarnos en ese lenguaje complejo y misterioso desvistiendo así mi alma mientras mi voz rompe la profunda oscuridad de un silencio es una de las emociones más intensas que he descubierto y que se sostienen después de tantos años, sobre todo cuando lo compartes en un baile de miradas. En esos momentos, mi intimidad se abre completamente y se transforma en un pequeño universo infinito repleto de matices tan intensos, tan inmensos, tan indescriptibles y tan inefables que se quedan impregnados en mi garganta, marcados en las yemas de mis dedos, tatuados en mi alma, guardados para siempre bajo llave en algún lugar recóndito y secreto dentro de mí hasta que, un día, sin esperarlo, sin pretenderlo, sin buscarlo, como una trampa en mitad del camino, una de esas canciones comienza a sonar en algún lugar imprevisible desatando irremediablemente otra vez ese nudo en mi garganta.