Puntos suspensivos.

En los últimos meses antes de mi traslado el pasado catorce de marzo me ha estado invadiendo una sensación contradictoria y extraña.

Por un lado, las ganas de conocer y vivir un cambio que creo necesitar, que me ayude a terminar de sanar, a continuar aprendiendo sobre el trabajo, sobre la vida y las personas se vive con ilusión y esperanza, pero también con temor e incertidumbre….. aunque al final todo se traduce como nuevas oportunidades de vida.

Por otro lado, dejar mi actual puesto de trabajo después de once años (otra vez éste número) me deja un vacío tremendo, casi inabarcable. Cada tarde de estas últimas semanas, que han sido muchas, cuando salía de trabajar, el paseo hacia casa era una llorera continua e incontrolable por la saudade que impregnaba el balance y el inventario de los recuerdos. Como un luto a pasar por partes por toda una vida vivida en once años. Tantas situaciones, tantos momentos, tan intensos, tanta ilusión, tanto trabajo, tanto ganado, tanto perdido, tanta huella, tanto aprendido, tanto enseñado, tantas batallas, tantas tardes, tantas risas, tantas lágrimas, tantos paseos, tantas desayunos, tantos almuerzos, tantos amaneceres, la magia de las luces rojas, tanto amor, tanta pasión, tanto dolor, tantos planes, tanto compartido….tanta, tanta, tanta vida invertida….que hoy es un tesoro enterrado en el fundo de mi alma y de mi corazón que al final, al descubrirse, se traduce en una gratitud infinita difícil de cuantificar, dimensionar y expresar con palabras.

Y es que de todas las tormentas emocionales que recibimos en la vida, resulta contradictorio que en momentos de despedida donde recibes esa avalancha de cariño y aprecio, la sensación del nudo en la garganta tratando de sostener ese torrente irrefrenable de tristeza es casi angustiosa, por eso dicen que lo mejor que uno puede hacer cuando está lloviendo es dejar que llueva.

Cuando entré aquí hace once años sólo me pedí a mí mismo no cansarme, no desmotivarme, no rendirme, no perder la ilusión.

Hoy, me siento orgulloso de haber mantenido esa promesa casi intacta.

Hoy, me resulta difícil entenderme a mi mismo sin estos once años.

Hoy, se que nunca olvidaré lo vivido porque forma parte de mí, de lo que soy, de quién soy.

Hoy, me reconozco plenamente feliz al sentirme parte del alma de este lugar que ahora dejo, de Coín, de su gente, de todos los profesionales con los que he compartido y tanto me han enseñado, de mis jefes, de los compañeros que se fueron, de los que ahora dejo, de los que ahora siguen siendo amig@s, de tí.

Hoy, no tengo cualidades suficientes para mostrar mi agradecimiento por este tiempo vivido y compartido, por esta historia que seguirá pendiente como unos puntos suspensivos de ser vivida, espero, en otro lugar, en otro tiempo.

Desde esta sencilla complejidad de la vida, GRACIAS a todos.

2 respuestas to “Puntos suspensivos.”

  1. soldout Says:

    Que bello es imaginarse dentro de estas palabras… Se me encoge el corazón al leerlo.

  2. loli loli Says:

    Buenos días tú siempre serás acogido vallas dónde vallas por la buena persona que eres, y por tu entregar al trabajo y alos compañero y porque para mí eres especial 😉😉

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