El sitio de mi recreo.

Todos tenemos un lugar, un rincón, una plaza, una calle donde solíamos jugar de pequeños, al menos aquellos que tenemos cierta edad y cuya infancia no crecía más que entre el asfalto y el albero con los pantalones remendados después de la merienda.

Todos tenemos aquel lugar donde dejamos nuestras primeras huellas despegando a la vida a través de la adolescencia. Todos tenemos ese rincón donde nuestros labios descubrieron el primer tacto nervioso de otros labios, donde nos abrazamos a las primeras risas de los amigos -aquellas incondicionales e inocentes-, donde lloramos, donde sufrimos, donde alimentamos frustraciones, donde nos enamoramos en algún momento, donde nos construimos como seres humanos.

Todos tenemos esos rincones donde dejamos una parte, no de quienes fuimos, sino de quienes somos; allí, ahí, atados al espacio y al tiempo. Y al menos a mí me ocurre que al transitar por algunos de ellos de forma ocasional como hoy, todo parece detenido cual fotografía, y me recreo en las imágenes de mi memoria y en los sonidos que asaltan atados a esos recuerdos y siento que algo sigue allí, ahí, inamovible, inmutable, permanente, como si aquel niño que fui -que soy- y aquel chaval que fui -que soy-, le hablara hoy al hombre que soy -que seré-; y esa conversación es pura congoja en la garganta y un tremendo pellizco en el corazón, tan intenso que me cuesta retener esa tímida, temblorosa y sensiblona lagrimilla cobarde. Entre ellos parece que hablaran de mí, o conmigo, durante esos instantes, como viejos conocidos.

Todos esos lugares son un tesoro perdido para la mayoría. Yo me alegro de mantenerlos en algún lugar y de rescatarlos de vez en cuando a pesar de ser tan extraña esa mezcla de sensaciones y el desgobierno de emociones que provoca. Por otro lado, también ayudan a situarte entre aquellas viejas expectativas pasadas, las presentes realidades cotidianas y el futuro incierto que se escribe cada día en otros nuevos lugares.

» De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo,

de nieve, huracán y abismos,

el sitio de mi recreo»

(Antonio Vega)

2 respuestas to “El sitio de mi recreo.”

  1. Luis Says:

    Sencillo y al mismo tiempo hermoso. Es verdad, todos tenemos esos lugares, esos sitios que conforman el paisaje físico en el que fuimos, y el paisaje emocional que sentimos. Ambos se fusionaron en uno y todavía hoy vivimos en él. Forman nuestro presente y vivimos como en dos realidades paralelas.
    Me ha parecido tan hermoso que cuando lo acabé de leer me supo a poco. Como esos libros que cuando llegas al final te dices: qué pena que no haya una continuación.
    Gracias por compartirlo.

  2. Jdcc Says:

    Gracias a tí Luis, por dedicarle tiempo a leerlo y por compartir tus acertadas impresiones. Me gusta tu descripción de «realidades paralelas», así es. Me alegra que te haya gustado, supongo que son sensaciones y emociones que todos «respiramos» aunque cada cual lo viva a su manera. Buen día!!!

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